Por Juan Carlos Diez, desde Quito, Ecuador, para La Voz Internacional de New York
29 de junio de 2025
El día de ayer, en la Galería de Arte de la Fundación Cultural 561, ubicada en el Barrio Italia, Comuna de Providencia, en Santiago de Chile, se reunieron dos protagonistas de las artes visuales de Chile, nos referimos a Theodoro Elssaca y Cristina Toro, autora de la muestra actual.
Los temas fueron amplios y variados, paseándose desde lo personal hasta los secretos del éxito artístico de Cristina. De lo allí acontecido, resumiremos los aspectos más destacados, comenzando por los principales hechos biográficos de la artista.
Todo esto, como antesala a lo que será el Conversatorio público sobre sobre esta exposición, donde estarán en diálogo con Felipe Vilches y Rodrigo Cociña, en la Emulate: filosofía de la vida, el próximo sábado 5 de julio, de la ya mencionada artista.

Cristina Toro es una artista autodidacta que se ha dedicado a las ciencias ambientales y tiene un conocimiento profundo de los procesos de la naturaleza. Como tal, intenta plasmar en sus obras la interacción de estos procesos a través de los elementos como el agua, el aire, la tierra y el fuego.
Hay una importante frase del afamado pintor estadounidense Jackson Pollock que en gran medida influyó en la transformación que Cristina experimenta frente a sus pinturas. La frase dice así: “Cuando estoy en mi cuadro no soy consciente de lo que hago. Sólo veo lo que he logrado tras una especie de fase de “toma de conciencia”. No me da miedo hacer cambios, ni destruir el cuadro, pues la obra tiene vida propia. Trato de dejar que sobreviva. El resultado es un caos sólo cuando pierdo contacto con el cuadro. Si esto no sucede hay pura armonía en un intercambio sin esfuerzo, y el cuadro sale bien.”

Las obras de la artista incluyen algunos toques que “emulan” la caligrafía japonesa, que son parte de las influencias de la artista. Símbolos del patrimonio histórico de la cultura latinoamericana se agregan también en sus obras.
Aunque su pasión por el arte nació de forma espontánea, Cristina siente una fuerte conexión con el expresionismo abstracto (40’s, 50’s), siendo influenciada por los trabajos de artistas como Jackson Pollock, Lee Krasner y Hans Hoffman. Pollock expresaba que el origen del arte está en el inconsciente, y esto es lo que Cristina trata de plasmar en sus obras, a partir de generar trazos con espontaneidad y fluidez.
La serie “Emulate (‘emular’ en español), Filosofía de la Vida” es un conjunto artístico de obras, en donde la tinta toma un papel preponderante para expresar un cierto sentido de la filosofía de la vida, relacionado con los valores, virtudes y actitudes frente a la misma, así como los distintos caminos que el destino propone para transitarla. Otros tipos de expresiones aparecen durante el proceso de elaboración de la obra, agregando personajes mitológicos, pero que generan fuerza y vigor a las pinceladas dadas en su momento.
Cristina Toro comienza con el gesto de la obra plasmada, para llegar después a la emoción que la impulsa a desarrollar un concepto de la Filosofía de la Vida. En otras de sus pinturas, comienza con la emoción de la Filosofía de la Vida, para llegar a la obra.
Acompaña cada cuadro con un pensamiento, un texto sobre las virtudes que nos hacen ser seres humanos, citando a diversos autores de Oriente y Occidente que reflexionan sobre la vida.
Durante este diálogo preliminar a Theodoro le surgió la inquietud de preguntar. Cristina ¿dónde te ves de aquí a cinco años?: “evolucionando en el mundo del arte, para que otras personas puedan conectarse y reflexionar con mis obras sobre cada una de las virtudes y actitudes que proyecto en ellas”.
¿Cuéntame qué te inspiró dedicarte al arte?: “comencé a pintar de manera espontánea y a la vez quería conocer la relación que tenía el arte abstracto con lo que yo quería expresar. Eso me llevó a leer textos de algunos artistas como Jackson Pollock con el cual conecté de inmediato, especialmente porque él expresaba que el origen del arte está en el inconsciente y eso es lo que yo trato de plasmar en mis obras, a partir de generar trazos con espontaneidad y fluidez”.
Cristina Toro es artista visual autodidacta y Doctora en Ingeniería Ambiental por la Universidad de Cantabria y la Universidad del País Vasco, contando a su haber con catorce años de experiencia laboral que incluye: investigación y proyectos en temas relacionados con desarrollo sostenible, cambio climático y economía circular y nos dice: “mi trabajo del día a día se relaciona con
investigar sobre las mejores prácticas que armonicen con el medio ambiente. Para ello debo conocer los territorios y generar herramientas en pro de la preservación del patrimonio natural. Este saber, junto con mi sentimiento de aportar, aunque sea un grano de arena a la preservación de nuestra tierra y cultura latinoamericana, es lo que me ha llevado a plasmar mi segunda serie titulada: elementos”.

Theodoro nos aclara que: “la exposición se llama ‘EMULATE: Filosofía de la Vida’, porque emula el espíritu del arte japonés, desde una mirada latinoamericana, que le permite incorporar otros colores y expresiones”. La fluidez del pincel hace que durante el proceso de elaboración de la obra aparezcan figuras definidas, que la mirada subjetiva de nuestros ojos puede asemejar a personajes mitológicos, tótems o jeroglíficos, generando más fuerza y vigor a la espontaneidad del gesto de las pinceladas dadas en su momento.
Finalmente, Rodrigo Cociña resume magistralmente el trabajo realizado por Cristina Toro en los siguientes términos:
“Entre trazos, la vida”

Hablar de la obra de Cristina Toro es hablar de un puente: un diálogo entre culturas, filosofías y territorios. Su trabajo plantea una pregunta audaz: ¿cómo hablar desde Latinoamérica —con su naturaleza exuberante, su historia marcada por la resiliencia y su cosmovisión plural— tomando como punto de partida el arte japonés, con su rigurosa simplicidad y su espiritualidad milenaria? Cristina Toro se enfrenta a ese desafío con valentía y delicadeza. Su obra nace del inconsciente, del gesto espontáneo que se deja atravesar por el presente. Influenciada por el Sumi-e y la caligrafía japonesa, adopta sus herramientas —la tinta china, el pincel, el vacío— no como una cita estética, sino como una vía de acceso a un estado de conciencia: el mu-shin, la mente sin mente. Cada trazo en sus composiciones no representa, sino que es. Vibra con la energía de quien lo ejecuta, y deja resonar la tensión entre control y libertad.
En Emulate, filosofía de la vida, la tinta se transforma en pensamiento fluido. Las pinceladas, cargadas de intención, evocan símbolos ancestrales —figuras mitológicas, tótems, signos— que emergen casi sin querer, como si el destino mismo trazara su camino. En esta serie, Toro convierte su práctica en una meditación sobre los valores esenciales que orientan la existencia: perseverancia, amor, alegría, esperanza. La obra no ilustra estas virtudes, las invoca.
En “Elementos”, la artista traslada esa búsqueda al territorio latinoamericano, haciendo del color y del gesto una geografía viva. El verde habla de la biodiversidad abrumadora de la región; el blanco remite a la altivez de la cordillera de los Andes; el naranja, en forma de llamaradas, encarna el ritmo vibrante y cambiante de sus pueblos. Aquí, naturaleza y cultura no se oponen: dialogan.
La propuesta visual de Toro conjuga lo matérico y lo espiritual. Fondos manchados en tonos terrosos, grises o azulados, son atravesados por gestos intensos, salpicaduras de rojo que irrumpen como signos vitales, emocionales, viscerales. Hay algo en su pintura que se asemeja a un rito: una invocación desde el cuerpo hacia lo invisible.
El concepto japonés de ma —el vacío como parte constitutiva de la forma— encuentra aquí una resonancia profunda. El espacio en blanco no es ausencia, sino respiración. Es lo que permite al gesto ser. Es lo que sostiene la tensión entre lo dicho y lo sugerido.
Cristina Toro nos invita a mirar, pero, sobre todo, a escuchar. Escuchar el silencio de la tinta al secarse, el eco del trazo al caer sobre el papel. Su obra nos propone un viaje interior, un mapa sin coordenadas, donde cada quien encuentra su propio camino. Porque, al final, como ella misma sugiere, reflexionar sobre estos temas es como estudiar un mapa antes de un viaje: uno que no parte de un lugar físico, sino del deseo profundo de conexión con la vida.

Pueden seguir en Instagram a Cristina Toro en su cuenta Cristinatoro.art