Un Comienzo Soñado y un Giro Inesperado
Nacido como Roberto Antonio Pérez Herrera el 8 de marzo de 1956 en Bajos de Haina, República Dominicana, Rubby Pérez soñaba con ser beisbolista profesional. Desde joven, se esmeraba día a día para alcanzar la fama y el éxito en el deporte. Sin embargo, a los 15 años, un trágico accidente automovilístico cambió su vida para siempre, llevándolo a explorar nuevas pasiones.
Descubrimiento de una Nueva Pasión
Durante su recuperación, Rubby encontró refugio en la música. Aprendió a tocar la guitarra y descubrió su amor por el canto. Este nuevo rumbo no solo marcaría el inicio de su carrera, sino que lo convertiría en uno de los artistas más emblemáticos del merengue, siendo conocido como «la voz más alta del merengue.»
Un Legado Eterno en la Música
Rubby estudió en el Conservatorio Nacional de Música de Santo Domingo y comenzó su trayectoria musical en grupos como Los Pitágoras del Ritmo. Su gran salto llegó en 1982 al unirse a la orquesta de Wilfrido Vargas, interpretando éxitos inolvidables como «El Africano» y «Volveré.» En 1986, dio el paso a solista con el álbum «Buscando Tus Besos,» consolidándose en la cima del merengue latino.
A lo largo de su carrera, Rubby Pérez recibió numerosos reconocimientos, incluyendo discos de oro y plata y premios como el Casandra y el Soberano. Su música trascendió fronteras, llevando alegría no solo a la comunidad dominicana, sino a todos los amantes del merengue en el mundo.
Su vida fue un reflejo de resiliencia y dedicación, elementos que lo acompañaron hasta su trágica muerte el 8 de abril de 2025, a los 69 años. Rubby dejó un mensaje inspirador: «Dios tenía otro propósito para mí, y era que en vez de tener un bate en la mano tuviera un micrófono.» Su legado sigue vivo en cada nota que cantó.