Entre “obra maestra» y “adiós insatisfactorio”, “boceto” o “no es el mejor de sus libros”, han empezado a calificar las primeras críticas literarias a En agosto nos vemos, la novela corta póstuma de Gabriel García Márquez (murió a los 87 años, 1927-2014). La obra fue publicada en español el 6 de marzo de 2024 y, a partir del 12 de marzo empezará a hacerlo en inglés y, poco a poco, en casi cuarenta idiomas. Las primeras críticas son desiguales, aunque casi todas coinciden en que la obra es irregular, destacan la belleza de algunos pasajes y la maestría y encanto del escritor como contador de historias.
WMagazín pidió su opinión a dos de las personas que mejor conocen el universo literario del Nobel colombiano: Michi Strausfeld, editora alemana que hizo su tesis de doctorado sobre Cien años de soledad y contribuyó a la difusión de la obra de García Márquez y de América Latina en su país y Europa, y Conrado Zuluaga, autor de varios libros sobre García Márquez.
Michi Strausfeld: “Por fin salió la novela póstuma, terminaron las quisquillosas deliberaciones sobre la legitimidad o la conveniencia de esta publicación: ahora los lectores podemos leer y opinar por nosotros mismos.
Yo estoy contenta y celebro la ‘traición’ de los hijos al autorizar la edición de estas pocas páginas ‘no tan pulidas como sus grandes libros’. No por nostalgia del gran Gabo sino por interés he devorado la historia de Ana Magdalena Bach.
Para mí, Memorias de mis putas tristes y En agosto nos vemos forman un díptico. Ambos están situados en el mundo caribeño, ambos tienen lugar en las últimas décadas del siglo pasado y narran dos experiencias bien diferentes: El viejo voluptuoso con sus putas y la mujer que busca emanciparse con sus aventuras amorosas y encontrar un lugar propio en el mundo que la rodea. ¿Gabo se ha vuelto feminista con este libro? ¿O se trata de otra fantasía de muchos hombres mayores que sueñan con la idea de que también las mujeres disfrutan de un One-Night-Stand?
No tengo la respuesta. Pero creo que En agosto nos vemos es un final más digno de una obra gigantesca que las ‘putas’ que siempre me parecieron como caídas fuera de tiempo. Por ello: ¡gracias por este placer de lectura!”.
Conrado Zuluaga: “Nadie como él ha logrado con un adjetivo develar la naturaleza de un sustantivo. Es el mismo que describió a Melquíades con ‘manos de gorrión’, y aquí dice que el taxi que recoge a Ana Magdalena Bach tuvo que hacer cabriolas para sortear ‘los cerdos impávidos’.
En agosto nos vemos, es un cierre brillante para una obra literaria espléndida. Después de sus diez novelas y un silencio de casi veinte años, como la coda de una pieza musical, esta novela le brinda al lector, una vez más, la posibilidad de disfrutar de la magia del brujo capaz de crear una atmósfera y adentrarse en la intimidad de una mujer a poco de alcanzar el umbral de los cincuenta años”.